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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Andrómeda, Job y el enigma del sufrimiento

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A los pocos días de regresar de vacaciones, Andrómeda saltó de la mesa del comedor al respaldo de la silla, con la intención de saltar después al suelo sin dejar de correr, para poder capturar un ratón de plástico atado a un cordel. Cegada por la pasión de la caza, midió mal su impulso y derribó la pesada silla de madera. No hubiera pasado nada, de no ser que quedó atrapada entre el respaldo y el suelo. El fuerte maullido y sobretodo la posición antinatural de su pata derecha no presagiaban nada bueno. No obstante, a las pocas horas parecía algo mejor y si la llevamos al veterinario fue casi por precaución. Todo el mundo sabe que los gatos pueden caer desde gran altura sin sufrir ningún mal. Pero no siempre: Andrómeda tenía dos fracturas en los metatarsos de la pata trasera izquierda y la cadera de la derecha rota. Al verse dolorida, cubierta de vendas y sobretodo con la campana en la cabeza, que le impide limpiarse el pelo, no la deja pasar por lugares estrechos ni frotar su cara

Pienso, luego existimos

En el mundo medieval, quien más quien menos se creía un ser especial, absolutamente diferente del resto de los animales, creado con un propósito determinado por un Dios bondadoso. Parecía evidente, o por lo menos ahora a mi me lo parece, que somos animales. Si nos comparamos con un mamífero ¿no son casi idénticas nuestras funciones corporales básicas, nuestra forma de venir al mundo, el destino de nuestro cadáver? Ciertamente, tenemos algunas capacidades más que por ejemplo un perro o un asno, pero nuestro olfato es peor y tenemos menos fuerza. En fin, ya lo he comentado otras veces, a mi no me desagrada ser un animal. Superada -es un decir- esta noticia, y habiendo asumido que no hemos sido creados con un propósito predeterminado, ahora nos espera algo todavía más duro. Resulta que se esta viendo que en realidad el "yo" no existe . Es decir, nuestro cerebro realmente se compone de un cierto número de subsistemas. ¿Recuerdan los viejos PCs que necesitaban un montón de tar

Andrómeda en el palacio de Siddharta

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A los pocos días de tener a la gata Andrómeda con nosotros, nos marchamos de vacaciones a un pequeño pueblo de Huesca. Allí, la naturaleza tiene todavía parte de su vigor original y de noche no es extraño ver pasar zorros o tejones por las calles del pueblo. O perros de caza persiguiéndoles. Claro está, los gatos locales llevan muchos años acostumbrados a este entorno y son tan o más salvajes que todos estos animales. Pero nos daba miedo dejar a la pobre Andrómeda suelta, no siendo más que un cachorro de gato urbano. De modo que tuvimos que confinar en casa a Andrómeda, vigilando atentamente que todas y cada una de las puertas y ventanas estuvieran cerradas. Como los padres de Siddharta, que le encerraron en un lujoso palacio y le mantuvieron completamente al margen de las miserias y los problemas del mundo. Allí, Andrómeda miraba por la ventana y veía las maravillas de la naturaleza, inalcanzables al otro lado del cristal: las golondrinas que se reúnen en el cable a las siete

Andrómeda y oponerse a la corriente

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Siempre había querido tener una gata negra que se llamara Andrómeda. Una mañana a finales de Julio, paseando en el bosque oímos unos maullidos. A unos 50 metros del camino, en lo alto de una encina había dos gatitos negros. Muy probablemente alguien los había abandonado para irse de vacaciones. Nos costó un poco ayudarles a bajar, pero una vez en el suelo, pudimos convencer a uno para que se viniera con nosotros. Con ciertas dificultades, le llevamos hasta el coche. El otro era muy terco, me arañó varias veces y no hubo forma de cogerle.  Ya en el veterinario, pudimos comprobar que efectivamente es una gata y que se llama Andrómeda.  Y esta es la historia de Andrómeda, la gatita negra, mansa, y atemorizada que se dejó coger por unos desconocidos. Esa misma primera noche trepó de un salto a nuestra cama y se acurrucó entre nosotros. Entonces pude comprobar por primera vez que el ronroneo de los gatos efectivamente tiene el poder de curar casi todos los males del cuerpo, e incluso al

Curso de Astrofotografía en el Montsec, con Descobrir Catalunya

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El fin de semana del 21 al 23 de Septiembre participo en un curso de Astrofotografía organizado por la revista Descobrir . Se hace en el observatorio de Àger, en el Montsec, que es uno de los lugares de la península con mejor cielo. Además, el curso se combina con una visita al observatorio. Creo que es una buena oportunidad para todos los aficionados a la fotografía que deseen iniciarse en el mundo de la astrofotografía... o al revés, para los aficionados a la Astronomía visual que quieran empezar a hacer fotos. Yo doy la parte de Astrofotografía de gran campo y de paisaje Astrofotográfico (es decir, fotografías en las que se ve más o menos lo mismo que a simple vista, tal vez captando más luz pero no fotografiando objetos de tamaño aparente muy pequeño). Pero en Astrofotografía hay muchas cosas más que requieren un equipo especial. Aprenderemos como poner en estación un telescopio, alinearlo y lograr que apunte al lugar del cielo que queremos fotografiar, utilizar las cámara

Otra modesta proposición

Jonathan Swift solía decir las cosas al revés, pero muy claras y con mucha mala uva, como podrán comprobar si leen su Modesta proposición , que bien podría volver a estar de actualidad próximamente. Mi proposición es mucho más modesta que la de Swift y se refiere a un método para ahorrar aproximadamente el 90% del gasto en algunas obras públicas. Supongamos que algún cargo público al que llamaremos A decidiera construir -es un ejemplo- un aeropuerto del que no va a salir jamás ningún avión. Y supongamos también que dicha obra, aparentemente absurda, fuera en realidad un pretexto para que un constructor B diera una comisión C -digamos- del 10% a A. Todo esto, naturalmente, son suposiciones y nadie debe darse por aludido pues es bien sabido que en nuestro país jamás han ocurrido esta clase de cosas. Pero si siguiéramos adelante con nuestras consideraciones, podríamos incluso llegar a pensar que el propósito de la obra aparentemente absurda en realidad no es el transporte aéreo, si no